Inevitablemente, todo componente o circuito eléctrico va a generar calor como resultado de su operación. De hecho, se asume que así sea, pero también se espera que este aumento en la temperatura no rebase los parámetros de diseño establecidos.

Hablamos de sobrecarga cuando el cálculo de una instalación ha quedado sub-dimensionado y el patrón térmico que observamos es un sobrecalentamiento generalizado de los conductores, desde su alimentador hasta la carga. El perfil de esta anomalía es más probable de ser visto en instalaciones con cargas trifásicas.

En el caso del desbalanceo de cargas también se observa un sobrecalentamiento generalizado desde el alimentador hasta la carga, pero, sólo en uno de los conductores. Es más probable observar este tipo de anomalías en instalaciones de oficinas o Call Centers, donde la gran mayoría de las cargas son monofásicas y la mayoría de éstas se conectan a una misma línea.

Entonces, un equipo o instalación que no ha sido debidamente dimensionada, planificada, o que opera a temperaturas elevadas, fuera de sus especificaciones, reducirá significativamente su ciclo de vida y, al mismo tiempo, aumentará el riesgo de falla y/o siniestro.

Por esto la termografía se ha vuelto una herramienta de diagnóstico crucial no sólo para las áreas de mantenimiento, sino que también ha ganado el interés de los departamentos de seguridad industrial y de análisis de riesgos de las aseguradoras.